lunes, 21 de noviembre de 2011

Las mascotas


Siempre hemos tenido mascotas en mi casa; desde pequeñita: perros, gatos, hamsters, canarios, cotorras, loros...de todo!, han acompañado mi día a día.
Cuando el año pasado me quedé en estado en mi casa habían dos perritos: un bulldog inglés y una perrita callejera sin raza; como ya tenía un niño ahora de 12 años, mis padres acaban de tener que sacrificar a su mascota de 22 años y decidieron querse con Lola; así que nos quedamos con Taco. Mi embarazo siguió y cuando estaba de 5 meses la desilusión de la noticia de que Taco había contraído Lismania y que no había salvación me dejó, nos dejó totalmente hundidos y deicidmos que, cuando naciera el bebé, pasados los meses, volveríamos a tener un miembro animal en la familia. 
Nos vimos en la tesitura de que, en Junio, nos ofrecieron una cerdita vietnamita de 2 meses que necesitaba un hogar d emanera urgente y, como somos unos locos de los animales, decidimos aceptar.

¿Qué problema hay?

Que el destino siempre te trae sorpresas. 
Por primera vez en mi vida me veo saturada, sobrecargada, asfixiada e, incluso, cansada, de la cerdita.

No es culpa suya. Mi situación familiar actual ha hecho imposible que le demos la atención que necesita, que le prestemos mimos, que le dediquemos tiempo para enseñarla, para criarla, para que se sienta, de a poquito, como una más de la familia.

El hecho es que ahora me encuentro con una cerdita, Pepa, de casi 6 meses a la que estoy ¨deseando¨ dar a alguien que pueda ofrecerle todo lo que nosotros no podemos, a día de hoy.

Es contradictorio y, podría resultar engañoso, decir que soy una amante de los animales y que estoy ¨deseando¨ regalar a mi cerdita. Pero cuando las situaciones que marcan tu día a día te sobrepasan, hay que tomar decisiones y ya la he tomado: necesito dar en adopción a Pepa a alquien que pueda quererla como yo, no puedo ahora mismo.

Tengo mis dos hijos: uno de 12 años y otro de 8 meses, sumando un sobrino que vive con nosotros por razones que no vienen a cuento, de 8 años, que no es un chaval fácil, más bien, todo lo contrario; mi empresa, el restaurante familiar que gestiono, mi marido, la crísis...imposible, es imposible ahora mismo: ni ganas, ni tiempo, ni fuerzas, ni energías...

¿Más adelante quiero una mascota?
Si algo he aprendido es que, en el momento que vuelva a tener un perrit@, mascota, animal cualquiera...será cuando mi vida esté estable y serena porque , siempre he odiado y criticado a las personas que hacen lo que, queda fatal, ahora estoy haciendo yo: deshaciéndome de un animalito que no tiene culpa ninguna.



PEPA

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